domingo, 2 de agosto de 2015

Días 07 y 08 de Julio. Sucre y los Jal’qas (1)

Cuando llegamos a Sucre, nos llevamos una grata sorpresa, podemos decir que estábamos en una de las ciudades más bonitas y mejor cuidadas de las que habíamos visto hasta ahora. Sucre es una ciudad colonial, y ademas denominada como capital constitucional, ya que en ella se firmó la constitución independiente de Bolivia. Así nos lo demuestra su plaza principal con la figura de Simón Bolívar y su palacio de la libertad, donde se encuentran una de las primeras banderas constitucionales.
Como curiosidad queremos decir que la constitución boliviana fue modificada no hace mucho para
cambiar el nombre del país, pasó de llamarse República de Bolivia, a República plurinacional de Bolivia, haciendo alusión a su diversidad de culturas. ¿Arreglaría ésto los problemas de identidad nacional en otros países?
Palacio de la Libertad.
Comenzamos a caminar por la ciudad y cada vez nos gustaba más, todo blanco, limpio y cuidado. Subimos al famoso mirador entre serpenteantes calles que recordaban una vez más a un pueblito andaluz, y allí entramos al convento de franciscanos de La Recoleta. La visita fue rápida, pero nos dió tiempo de hacernos una idea de cómo los monjes vivían y siguen viviendo, Adriana pudo ver a uno caminar por los pasillos superiores.
De aquí nos fuimos directos a tomar un café en Condor Trekkers muy conocido en Sucre y con buenas valoraciones en internet por ser un local, que aunque nos enteramos más tarde los dueños son australianos, está regentado por chicos de Bolivia, que buscan una salida profesional en el turismo. Después de darle muchas vueltas y aún sabiendo que sería más caro, decidimos hacer el trekking con esta agencia por varios motivos. No conocíamos la zona y hablando con la gente local nos recomendaban que no fuéramos solos porque podríamos perdernos en los senderos o peor, hacerlo todo por carretera y no disfrutar del paisaje. Por otro lado nos pareció una buena forma de
ayudar a la gente local, así que nos decidimos por el trekking de tres días y dos noches.
A la mañana siguiente nos levantamos bien temprano, a las 6 de la mañana ya estábamos en la puerta de condor trekkers donde conocimos a nuestros compañeros de escapada, muchos franceses y dos alemanas, y por otro lado a nuestros guías, Lucero, Cría y Walter.
Subimos al colectivo y en dos horas ya estábamos cerca de la cordillera de los frailes. Desayunamos al pié de una bonita iglesia y una vez repuestas las fuerzas comenzamos a caminar. Justo al lado de la iglesia encontramos el camino inca, y empezamos el descenso.
Cordillera de los frailes sobre el camino inca.
Descendimos durante dos horas aproximadamente hasta que comenzamos a ver los primeros pueblitos habitados, las montañas cambiaban de tonalidades del rojo al amarillo, debido posiblemente a los minerales de los que estaban formado. El río que nos acompañaba en el camino era de color rojizo, el hierro en esta zona es abundante.
Entonces llegó la hora del almuerzo. Exhaustos y sin aliento, los guías nos dijeron que era un buen momento para almorzar así que en un llano montamos el picnic, sacamos nuestros tuppers de las mochilas, sí cargamos con tres kilos de tomates y pepinos cada uno, y a comer. En el suelo había, queso, pan y ensalada, mucha ensalada, justo en el momento en que los chicos dijeron, sírvanse, Adriana pregunta ¿y la carne? A lo que contestaron...esta es una organización vegetariana. La cara que se nos quedó... sin palabras, después de 4 horas caminando...¿y solo hay lechuga? Resignados nos pusimos a comer, eso sí, tengo que decir que durante todo el trekking la comida fue de muy buena calidad, eso es indiscutible.
La cara de Adriana cuando se entera que estamos en un trekking vegetariano.
Después del almuerzo comenzamos a andar, esta vez pasamos de un camino seguro y sin pérdida a un sendero que jamás hubiésemos encontrado sin guía. Subimos una pendiente y allí estaba una cascada natural que parecía nacer de la misma roca.
Descansamos durante unos minutos frente a ella, continuamos el ascenso hacia el pueblo qal'qa de Marawa. Mientras subimos encontramos a dos algarrobos que se unían en sus raíces como si jamás quisieran separarse, la imagen fue muy conmovedora y los bautizamos como los enamorados eternos.
El ascenso fue duro pero sin duda las vistas merecieron mucho la pena, el valle del río era espectacular y la cordillera nunca acababa, el camino no fue fácil incluso en algunas partes peligroso
pero como dije antes merecería la pena. Llegamos a un prado donde la serenidad de la montaña se respiraba por todos lados, pareciera que estuviésemos en un lugar deshabitado, sin embargo a la lejanía se podían ver algunas casas de pastores y a sus rebaños pastar en libertad.
Después de un par de horas mas divisamos Marawa
El pueblo se encuentra en el centro de un cráter, que aunque puede llevar a confusión, no se trata de un cráter volcánico, sino de un cráter producido por otros agentes geológicos, como fue la caída de un meteorito, ya que en la zona se han encontrado restos de él.
Las pequeñas casas de adobe se encuentran esparcidas por todo el cráter y los campos de trigo y cebada rodean a las viviendas. Sus habitantes no solo usan la lana de sus ovejas para vestirse, sino también para realizar unos telares de diseños curiosos y que parten de la imaginación de sus creadoras. Las mujeres suelen tardar entre 6 y 8 meses en terminar un telar y dependiendo del tamaño tienen un precio más elevado. Sin duda pensamos que el trabajo, todo a mano, merece el valor económico que tiene. Además de la agricultura, la ganadería y la artesanía, sus habitantes obtienen ingresos del turismo. Ellos gestionan y mantienen, en una zona apartada del pueblo, unas cabañas para los viajeros que quieren conocer la zona. Allí es donde pasaríamos la primera noche, pero antes teníamos que conocer la garganta del diablo, un precipicio de más de 150 metros de altura por donde caía una pequeña cascada en picado y se perdía al llegar al suelo. Bajo la cascada hay una gruta cuyas formaciones rocosas parecen una boca gigante que te vaya a tragar. Cuentan los ancianos del lugar que existía en el pueblo un sacerdote que se enamoró de una joven local muy hermosa, y para purgar sus pecados, causados por los malos pensamientos, se dirigía a esta gruta para rezar y encontrarse con Dios, hasta que un día, desapareció y no se supo nada más de él, dicen que en la gruta se le apareció el mismísimo diablo, quien desde allí, lo llevó directamente a los infiernos. Desde que pasaron estos sucesos la Iglesia del pueblo se encuentra abandonada y solo se abre cuando son las fiestas.
Desde aquí nos fuimos directamente a las cabañas ya estaba oscureciendo y en el pueblo no había luz eléctrica, cenamos y hablamos de lo que haríamos al día siguiente. Pero eso es otra historia...

ADRI&JUAN

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