sábado, 28 de febrero de 2015

De Tal a Gyaru. 03 y 04 de Septiembre

Nos levantamos temprano, la noche anterior, pedimos el desayuno para que estuviera listo a la hora de levantarnos y no perder demasiado tiempo. Una vez preparados nos encontramos en la puerta del guest-house, nuestro próximo destino Chame. Solo podemos decir una cosa, fue una etapa muy dura, el paisaje era parecido al de los días anteriores, aunque menos húmedo, y al menos ya no llovía.

Salida a Chame

En dirección a Chame cruzamos multitud de aldeas, en algunas de ellas teníamos entendido que existían surtidores de agua potabilizada donde nos llenarían las botellas por un precio más barato que comprarla. En Dharapani village encontramos un puesto para sellar nuestros documentos del  ACAP, y más adelante en el siguiente pueblo, se encontraba el puesto de agua, al que llamaban puesto de suministros, por llamarlo de alguna manera por que se trataba de una cabaña de madera donde en su interior había una maquina potabilizadora, o seo creíamos,  enchufada a una batería. En la puerta había una niña muy simpática que se ofrecía a llenaros las botellas. Aquí nos paso una de las anécdotas del viaje. La niña tenía en sus manos una botella de plástico con unas frutas rojas con forma de manzana en su interior y con la que creíamos que jugaba como si fuera un sonajero. Dos días después cuando ya nos acostumbramos a llenar las botellas de cualquier grifo y potabilizarla con unas pastillas, Carlos en el momento de introducir la pastilla dentro de la botella cambia la cara, se pone blanco y mientras nos mira todos nos dice...Creo que hay algo raro en tu botellas Adriana. Nos echamos unas risas interminables, ya que Carlos y aunque lo niegue, fue el que más respeto tenia por el agua, y sus condiciones higiénicas (solo de pensarlo sigo riéndome).


Puesto ACAP                                  Adriana con la niña del agua
Después de nuestro encuentro y tras una hora más de camino llegamos a un puente de madera, lo cruzamos  y ahí teniamos la pendiente de la que nos hablaba la guia, comenzaban los 500 metros, subimos, subimos y subimos, pero cuanto más subíamos más impresionantes se nos hacían las vistas. Mientras subíamos podíamos ver como el río serpenteaba entre las laderas de los barrancos y se veían las pequeñas aldeas junto a su orilla, de repente el paisaje cambio y empezaron a aparecer pinos, estábamos cerca de la corona forestal.

Cuando llegamos a Chame ya eran las 19:30 horas y habíamos andado cerca de 12 horas. Estábamos exhaustos, cansados solo pensábamos en llegas al guest-house comer y dormir. Para nuestra sorpresa nos quedamos en un guest-house donde las habitaciones eran pequeños bungalows, pero mala noticia no había electricidad, cosa que nos dio igual puesto que tenía ¡agua caliente! Después de la ducha cenados y como nuevos nos acostamos.
Manaslu (8.156 m)
Llego la mañana me levante y hacía frío, un frío helado de montaña, abrí la cortina del bungalow y allí estaba la octava montaña más del mundo, Manaslu con 8.156 metros de altitud. Llamé a Adriana que aun estaba dentro de la habitación y nos quedamos contemplándola en silencio durante unos minutos.  Una vez repuestos nos dispusimos a terminar de recogerlo todo y a desayunar antes de salir, las clásicas pan chapati con su masala tea.
Dejamos a Chame y al Manaslu detrás y nos dirigimos hacia Gyaru. Aunque la etapa es igual que las anteriores el cuerpo ya empieza a estar acostumbrado al dolor y el cansancio, camina por sí solo. Como comenté anteriormente el paisaje cambia y se convierte en un camino seco rodeado de bosques de pinos las altas montaña rodean los valles y empezamos a encontrar las primeras plantaciones de cereales y diversas verduras. Cuando llegamos a Upper-pisang  nos planteamos dos alternativas. Seguir la carretera de tierra hacía Hume, o subir hacia unos 3700 metros de altura, donde se encontraba la aldea de Gyaru. No queríamos un viaje por carretera así que decidimos adentrarnos por el sendero y subir a
Gyaru. Comenzamos el camino bastante llano entre pinares hasta que paramos para comer una chocolatina y coger fuerzas, ya que nos esperaba una buena subida.
Paisaje hasta Gyaru
Mientras estábamos sentados observábamos como las nubes se iban disipando y dejaban ver algo del Annapurna II (8.091m). Continuamos caminando y comenzamos la subida, fue dura muy dura, Adriana ya no podía mas con una ampolla que le había salido en el pie y terminó los últimos metros subiendo con las chanclas, ¡¡¡a lo nepalí!!!, pero sin duda mereció mucho la pena. Cuando llegamos nos encontramos con un pueblo de casas de piedra de cuyas esquinas colgaban las características banderas coloridas de oración. Nos adentramos en el pueblo y desde el primer guest-house nos salió una mujer mayor que nos dijo si coméis aquí no pagáis alojamiento. En el pueblo no había nadie más que nosotros así que decidimos quedarnos en ese mismo. Cuando entramos se trataba de una casa antigua de madera y piedra, nos dieron unas habitaciones que tenían unos ventanales impresionantes que daban justo al Valle de Pisang con los Annapurnas detrás, las vistas eran impresionantes.
Adriana en chanclas


Pedimos la cena, aprendimos a pedir mucho antes para no esperar así que nos fuimos a dar una vuelta por la aldea mientras se preparaba la cena, aprovechamos para hacer algunas fotografias y conocer a algún aldeano, que incluso a Adriana le regalo una flauta hecha con una pajita de trigo. Y, por fin la cena, nos sentamos a la mesa y a comer. Este guest-house se llama yakRu, y lo recomendamos 100% es el más autentico en el que estuvimos durante todo el trekking, estaba regentado por una señora mayor y su hijo Raju a quien veis en la fotografía.
 Yakru                                                    Raju con nosotros                                                   Vistas desde Yakru

Pues nada una vez cenados solo quedaba acostarse y prepararse para el día siguiente. Nos espera Manang!!!!
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