miércoles, 12 de agosto de 2015

Día 13 de Julio. Tupiza y la quebrada del diablo.

La terminal de Tupiza a las 6 de la mañana es fría, muy fría, no sabemos con exactitud a que temperatura estuvimos pero bajo cero, seguro, la gente dormía en los pocos bancos que habia y los menos afortunados en el suelo sobre cartones y con más de tres mantas. Nosotros de pie, caminando de un lado a otro, saltando y bebiendo mate para luchar contra el frío esperábamos hasta las ocho de la mañana para tomar el primer bus hacia Uyuni junto a Alberto, Alfredo y las dos brasileñas, entonces se acercó una chica y nos preguntó; ¿quieren hacer el tour del salar de Uyuni? Nosotros desconfiados por todo lo que habíamos leído en internet y sabiendo que los precios del tour desde Tupiza eran prohibitivos, más de 1600 bolivianos cuando desde Uyuni no son más de 800 le dijimos un no rotundo, pero la chica fue agradable, es decir , no fue cansina como la mayoría de los vendedores de tour y ya por curiosidad preguntamos, nos dijo que si hacíamos el tour con ellos nos costaría 1000 bolivianos por personas, tres noches. Incluía, conductor/guía, cocinero, comida y alojamiento, a parte hay que pagar las entrada a la reserva y para bañarte en las aguas termales. Hablamos entre los seis y llegamos a la conclusión que era un buen precio, nos enseñó el vehículo y conocimos al conductor/guía, algo que hay que tener muy en cuenta a la hora de elegir el tour, vamos a estar juntos 4 días. Al final decidimos hacer el tour con ellos los seis. Narcisa y Adriane volverían después del tour a Uyuni, y nosotros cuatro decidimos, viendo las dificultades de transporte por culpa de Potosí, decidimos terminar el tour en San Pedro de Atacama en Chile, por lo tanto cruzaremos otra frontera, visitaremos otro país. Pasaremos el día Tupiza, así que aprovecharemos para salir y conocer el pueblo. Tupida es un pueblo con un encanto diferente al de cualquiera que hemos estado, cuando comenzamos a caminar por sus calles polvorientas y de casas bajas nos invadió un sentimiento de melancolía. Es un pueblo pobre pero a la vez rico, y las casas locales y los pequeños almacenes contrastan con los restaurantes turísticos y los pequeños hostel lujosos algunos y otros no tanto. El mercado es lo mejor del pueblo, ruidoso pero a la vez ordenado, con gran variedad de comidas, pero sin duda lo que más nos maravilló fueron sus alrededores. Caminando en dirección a las vías del tren y preguntando a la gente local llegamos después de caminar por un desierto digno de una película del género western en la mismísima Arizona, a la quebrada del diablo. Formaciones rocosas que dejaban jugar a la imaginación, cactus gigantes y colores de ensueño nos demostraron que cualquier rincón de Bolivia podría sorprendernos. ¿que nos esperaría en el salar?
Gnomos de los cactus.

















Adriana atravesando el desierto en busca de Billy "the kid".
Billy "the kid" sorprendido y abatido por Adriana (las cacas de caballo son de verdad)
Pasamos un largo rato paseando por la quebrada pero sin duda pensamos que una foto que resumiría todo el paisaje que vimos fue ésta. En ella se puede ver el desierto en su inmensidad, la serenidad y belleza que transmite.
Mientras descansabamos de la caminata comenzó a levantarse una pequeña brisa que por el camino de vuelta terminó convirtiéndose en un fuerte viento que cuando ya llegamos al pueblo se transformó en una tormenta de arena. Como no habíamos dormido nada decidimos irnos al Hostel a descansar que por cierto sitio que recomendamos 100%, es pequeño y tiene pocas habitaciones, pero es un lugar limpio y agradable, además lo regenta una chica muy amable y se encuentra justo enfrente de la terminal de buses, muy cerca del centro, pagamos 80 bolivianos. Tras la siesta y solventando la tormenta de arena, salimos a cenar y a buscar una botella de vino.
Tupiza es tierra de vinos y no podíamos irnos de allí sin degustar uno de ellos. El vino era tinto, pero tenía un leve sabor dulce al paladar que nos encantó y disfrutamos con Alberto mientras charlabamos con él, de sus y nuestros viajes. Es curioso como podemos enriquecernos e incluso transportarnos a esos lugares cuando hablamos entre viajeros. Sin duda una gran experiencia y por supuesto Alberto, te esperamos en Tenerife para bucear juntos!!!!!!

Antes de terminar este diario nos gustaría dar un par de consejos, después de la experiencia vivida, de cómo elegir el tour por el salar. Sí o sí hay que hacerlo por agencia, al salar es muy difícil llegar por libre y por en de, las agencias se aprovechan de ello y si o sí es caro, así que toca regatear aunque sea por 100 bolivianos. Muy importante además de hacer lo que ya contamos, es dejar las condiciones claras, que os expliquen y si es posible os den por escrito todo el recorrido y cosas que van a ver y muy, muy importante hacer solo la mitad del pago, la otra mitad al final del tour, así nos curamos en salud si las cosas no salen bien. Algunos pensaran que somos demasiados exagerados pero no, no lo somos, el tour está muy alejado de la civilización y nos contaron historias que sin duda a ninguno nos gustaría pasar, por muy aventureros que seamos. Aunque a nosotros no nos pasó nada grave, incluso tomando precauciones, tuvimos algún percance.

ADRIANA&JUAN

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