jueves, 10 de septiembre de 2015

Día 18 de Julio. El Valle de la Luna.


Cuando estas en San Pedro de Atacama te da la impresión de estar en un pueblo montado, una atracción turística donde miles de turistas pasean por sus calles a pie, en bicicleta, en auto... para ser tan pequeño es un pueblo ajetreado, las tiendas que ofertan tours, los restaurantes y las casas de cambio están a rebosar.

La pregunta que nos hicimos cuando llegamos a Chile fue; ¿qué podemos hacer aquí? Menos mal que Alberto y Alfredo aún seguían con nosotros y tenían alguna idea de que querían ver aquí. Entre otras cosas la atracción principal es el desierto de Atacama, el más árido del mundo. Es tan árido que ni siquiera los incas pudieron cruzarlo. Además fue protagonista en la guerra del pacífico donde Bolivia y Chile se enfrentaron por su soberanía, quitando a Bolivia el único territorio que le daba la posibilidad de salir al mar, la región de Atacama.
Hay diferentes formas de cruzar y ver el desierto. Existen excursiones de varios días que te llevan al mismo centro de esta tierra inhóspita, pero nosotros no queríamos alejarnos mucho y decidimos ir al desierto en bicicleta para vivir una experiencia diferente. Pero antes queríamos hacer una excursión más, nos dirigimos hacia las alturas una vez más para disfrutar de los géiseres con las columnas de humo más altas del planeta. Así que esa noche nos levantamos a las cuatro de la mañana para subirnos en una combi en dirección a los volcanes mas altos del planeta donde nos esperaban las bocas humeantes del infierno. Llegamos allí y aún era de noche, pero poco a poco el sol dejaba verse, y entre los flashes de las cámaras de fotos comenzaban a dibujarse las columnas blancas de más de veinte metros de altura, fue un espectáculo para la vista.
Géiseres
Tras pasear por los géiseres  y calentar las piernas en las aguas termales nos dirigimos de nuevo a San Pedro dispuestos a montar en bicicleta y llevarlas en dirección al valle de la luna.
Adri en su bici
La ruta en bici en un principio no parece dura pero...el calor aprieta y hay algunas subidas que pueden hacer que te acuerdes de que deberías de usar más la bici para moverte por tu ciudad. Como nota queremos decir que para pasear por el desierto hay que pagar un boleto en la puerta de entrada que se encuentra a unos 30 minutos del pueblo.
Alquilar bicicletas no es caro comparado con las excursiones guiadas o un simple taxi, rondan entre los 6000 y 8000 pesos chilenos el medio día, así que según nuestra experiencia animamos a todos a
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Horizonte
montar en bici.

Después de una hora pedaleando llegamos al corredor de sal. Estas cuevas forman un corredor laberíntico cuyas paredes, de sal, dibujan diferentes colores entre los que predomina el blanco.

Cuando sales del laberinto pareciera como si hubieses entrado en una puerta dimensional y aparecieras en un planeta lejano, donde un paisaje marciano te da la bienvenida.
Seguimos pedaleando y llegamos al valle de la luna, empezaba a hacer frío el sol se escondía, y comencé (Juan) a encontrarme mal, quizás la comida o agotamiento del viaje pero no podía continuar más así que decidimos volver
Pero antes disfrutamos de la puesta de sol en el desierto.
Al día siguiente nos despedimos de Chile. En Chile dejamos atrás grandes amigos, como Alfredo Viatjar pel Mon, y Alberto el catalán buceador, a los que les damos las gracias por todos los momentos vividos, son unos grandes amigos ¡¡¡os esperamos por la isla!!! Dejamos atrás Bolivia, gran país al que damos las gracias también, por ser tan auténtico y a aquellos bolivianos que mantienen sus raíces y sin olvidar su historia, saben perdonar.

ADRI&JUAN.



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