jueves, 1 de diciembre de 2016

30 días en Tailandia; Del 7 al 9 de sep

Sukotai
A Sukhothai llegamos de noche. Decididos a no buscar tan tarde alojamiento nos fuimos directamente a un guesthouse de la guía Lonely Planet, pero llamábamos y llamábamos al timbre y nadie aparecía, cuando ya desesperados nos estábamos dando la vuelta, de una pequeña puerta apareció una señora con pocas ganas de hablar pero que al final nos dió dos habitaciones. Ya por la mañana salimos hacia las ruinas, solo tendríamos ese día para disfrutar de ellas, por la tarde saldríamos en el último bus hacia Chiang Mai. Para ver la ciudad que antaño fue una de las más importantes del Reino de Siam, recurrimos a la bicicleta. Una vez desayunados y con energías renovadas alquilamos una para cada uno por solo 50 bath (un euro y poco), en uno de los numerosos locales de alquiler que se encuentran a la entrada del parque arqueológico, y nos fuimos directos a la puerta del mismo. En la puerta os darán un mapa con el que guiaros dentro de él. Estuvimos como cinco horas paseando por él, y creo que con palabras es difícil de describir, pero sí podemos decir que es un complejo fortificado con templos de diferentes épocas, incluso hay ejemplos de arquitectura jemer e hindú. No quedaros con el interior del parque ya que en los alrededores, aunque en algunos recintos hay que pagar también, hay multitud de ruinas que podéis ver,no olvidaros de la pagoda del los elefantes.
Tras nuestro paseo volvimos hacia el guesthouse y de allí a la estación de buses donde nos esperaba un viaje de unas 5 horas y media hasta nuestro nuevo destino.

A la mañana siguiente despertamos en Chiang Mai, dormimos en el centro de la ciudad donde un canal de agua separa el centro histórico del resto. Salimos del guesthouse y nos fuimos corriendo hacia una tienda de alquiler de motocicletas, por 150 bath (menos de 2,5 euros) nos dieron una para cada pareja, salimos con ganas de recorrer la ciudad y subir al Doi Suthep, el templo más alto desde donde se puede contemplar toda la ciudad. Pero nada más salir de la tienda, cruzando una esquina allí estaban tan monos, con su uniforme y su casco… al vernos, fuimos los primeros en parar y pedirnos nuestro

En bici junto a la estupa de los elefantes
carnet internacional de conducir que no llevábamos ninguno de los cuatro. Tras una discusión y tristemente obligados, nos pidieron 500 bath y se quedaron tan panchos. Sabemos que hicimos mal, puesto que no teníamos carnet, pero ni siquiera nos dieron la oportunidad de pagar nuestra correspondiente multa. En resumen lo mejor es hacerse el sueco… y no te estropeara el día. Pasear en moto por Chiang Mai lo dejamos para otro momento y nos subíamos por una carretera de curvas hacia el Doi Suthep.
Llegamos y lo primero que nos encontramos es unas escaleras largas muy largas, pues nada a subir se ha dicho.

El templo estaba lleno de budas en todas las posiciones y de todos los colores.

Desde un gran mirador pudimos observar toda la ciudad, fue conmovedor ver lo grande que era la capital del norte.
Sukotai

Una vez visto el templo y vuelta a las escaleras infinitas, nos pusimos de camino a la ciudad, pero antes nos adentraremos en el bosque de los alrededores para ver una cascada donde las mariposas revoloteaban sin parar alrededor nuestra. Los alrededores de Chiang Mai son increíbles pero sinceramente necesitaréis al menos una semana para conocerlo todo, es demasiado grande, siempre podéis contratar alguna excursion turistica para que te lleven de un sitio a otro, hay multitud de agencias en la ciudad.
En la vuelta a Chiang Mai no tuvimos ningún problema con las autoridades pero la desconfianza nos hizo que devolvieramos las motos ya que solo la íbamos a usar para el interior de la ciudad. Teníamos hambre mucha hambre así que nos pusimos en marcha buscando el famoso Night Market, y con mucha alegría lo encontramos cerquita de nuestro guesthouse. Nos sorprendió nada más llegar, los puestos estaban a un lado y otro de la carretera, en el lado derecho eran más ordenados estaban en un parque pequeñito, con sus sillas y mesas para sentarse. La bebida la puedes comprar en el Seven y zamparte un buen plato de noodles o de lo que quieras en las mesas, siempre y cuando te permitan beber cosas de fuera, pide permiso antes. 
Entrada al templo
Las tienditas o pequeños puestos estaban a rebosar de todo tipos de platos, uno no sabría elegir, así que nuestra recomendación es, que pruebes todo lo que puedas, o te entre, la comida callejera es espectacular!!!

Cascada







Después de comer nos fuimos a dar una vuelta y dejándonos llevar por el ambiente nocturno de la ciudad nos fuimos a ver un combate de Muay Thai (boxeo tailandés), es más bien una exhibición para turistas, pero si no quieres gastarte el dineral que cuesta en la capital, Chiang Mai es un buen sitio para disfrutar de una velada, que en principio choca, puesto que los primeros combates suelen ser entre menores, pero después uno se acostumbra y termina inmerso en la pasión por este deporte.

A la mañana siguiente, ya bien descansados, nos dispusimos a ver la ciudad y los miles de templos que hay en el centro histórico. Primero visitamos uno de los mas grandes y mas cercanos el Wat Chedi Luang. Se trata de una estupa gigantesca, que además es la mas antigua de la capital del norte, impresiona nada más verla y está claro que refleja la grandeza del pasado de la ciudad.
Puestos de comida
Al finalizar nuestro recorrido alrededor de los numerosos templos más pequeños dedicados a la figura de diferentes monjes (en el interior existían unas figuras de cera que eran idénticas a los monjes de las fotografías), escuchamos un canto continuo e hipnótico que venía del gran templo, mas moderno, que se encontraba justo a la entrada del recinto, entramos y nos llevamos una gran sorpresa cientos de monjes estaban situados en el centro del rectángulo que formaba el templo y cantaban mantras al unísono, fue increíble, así conoceríamos algo más
sobre la religión enigmática que es el budismo para los occidentales.
Mojes
Después de templos, una parada en el camino, y más templos, ya cansados y sin fuerzas, llegó la hora de darnos uno de los masajes más famosos del mundo. Para ello elegimos la Cárcel de Mujeres, no asustaros con el nombre, es un proyecto del gobierno tailandés por el cual a reclusas les forman como masajistas, para que luego una vez salidas de la cárcel puedan tener un futuro digno. Llegamos y ya estaba lleno pero la chica muy simpática nos dijo que fuésemos a un local situado en la misma calle, éste no estaba regentado por reclusas sino por exreclusas que han abierto su propio negocio. Llegamos y pedimos el masaje tradicional Thai, sin duda no nos equivocamos, salimos de allí nuevos y renovados, dispuestos a seguir con el viaje sin pérdidas de tiempo ya que esa misma tarde nos esperaban las curvas de la carretera que asciende hacia Pai, una de los pueblos más famosos del norte.

Centro de expresidiarias
Llegamos a la estación de autobuses justo a tiempo para coger el último hacia Pai. En principio pensábamos que el viaje lo haríamos solos, ya que era el último y el final del trayecto sería de noche, pero para nuestra sorpresa la minivan estaba repleta de españoles, entre ellos conocimos a Dani un catalán muy simpático que llevaba viajando muchos años por el mundo. Todo el viaje se lo pasó contándonos experiencias de sus viajes pero sin duda lo que más nos impresionó fue su experiencia en África, un continente tan cercano pero a la vez tan desconocido que a veces no pensamos en él por miedo, pero que según lo que nos contó es uno de los más fascinante de los que ha viajado, y del que más ha salido enriquecido. El viaje no se nos hizo largo gracias a Dani, pasamos las curvas y tras 5 horas ya estábamos en Pai, aunque de noche. Nuestro nuevo amigo nos aconsejó un hostal que no pondremos el nombre por respeto a él, ya que nos dijo si podíamos guardar la exclusividad, pero que está muy bien , podéis encontrarlo en la calle paralela hacia la derecha de la calle principal. Salimos un rato antes de dormir para dar una vuelta y alli conocimos a un tailandés local muy peculiar que hace unos Pad Thai increíbles dentro de su furgoneta.
Sin duda fue uno días de muchas experiencias, y los que nos quedan.

Adri&Juan

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